lunes, 1 de marzo de 2010

Mal de amores...

Podría contar esta historia en primera persona como siempre hago, aunque la mayoría de las veces no sea yo la protagonista... Pero con esta, no quiero...

Chica despechada conoce a chico. Chico quiere lo que quieren todos los chicos, pero cae en las armas de mujer. Chica termina cayendo en las armas de chico... (Aunque no estoy muy segura si tales armas existen...) Chico se muestra enamorado, y chica también...

¡Qué bonito todo...!

Chico vuelve atrás y se arrepiente de todo el amor que ha prometido... ¿Qué se supone que tiene que hacer la chica?

Vuelvo a la gran lograda frase: ¿porqué lo llaman amor cuando quieren decir sexo...?

Me hubiera gustado que Julieta no hubiera sido una bella dama, que llevara una talla 40, que sus ojos no fueran ni verdes ni azules y que tuviera el culo caído y poco pecho. Y, por otro lado, que Romeo le hubiera mandado un mensaje a la mejor amiga de Julieta por el móvil (o, en su defecto, mesenger o facebook) para echar un polvo...

La única medicación contra el mal de amores es el tiempo, y no alimentar la angustia quedándote en casa, triste, llorando por Romeo...

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