viernes, 26 de febrero de 2010

Amor a medida...

Quiero llegar a casa, prepararme rápidamente la cena, y sentarme en el sofá, poner la tele un rato de fondo y escucharte... ¿Qué tal el día? El mío bien, ahora tengo que preparar unas cosas para la clase de mañana.

Mientras me cuentas, me quito los zapatos, los pantalones, ¡qué ganas tenía de llegar a casa! Sigues contándome lo de la mujer esa... Voy bajando mi cabeza, acurrucándome en tu hombro, mientras extiendo mi brazo izquierdo y me lo acaricias. Acaba la historia de la mujer ésa. Ahora me cuentas que has ido a la tienda y has podido cambiar aquel trasto... idea tuya, por eso te ha tocado ir a ti a devolverlo.

Se hace el silencio, me buscas la cara... Sí, lo siento, me he quedado durmiendo. Me encanta llegar a casa, que estés tu, y poder escucharte, abrazarte, sentirte y, por supuesto, quererte.



Y, mientras escribía esta historia, escuchaba la canción que me hiciste recordar... me gusta que a un chico le guste hablar de Sabina.



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