Suena el despertador, me levanto y me pongo el pijama.
Para desayunar, los pétalos de rosa que ayer trajiste para pedirme perdón.
Para comer, tu regalo de ayer; todo el reportaje fotográfico de un día haciendo el amor.
Cojo el coche para ir a trabajar; estoy en una reunión con hombres de negocios de 6 y 7 años, que me chillan a la vez en un idioma que no entiendo.
Vuelvo a casa por un camino diferente; en este sólo hay una carretera de un sólo sentido que no lleva a ninguna parte.
Quiero escribirte una carta. No quiero más tu amor.
Cruzo mi pierna derecha sobre la izquierda y con una aguja, empiezo a escribirte.
Cuando termino todas las palabras, mis heridas empiezan a llorar, y mis ojos a sangrar.
Mi gato con su lacito azul, que estaba a mi lado mirándome, me lamió las lágrimas que no paraban de brotar y me dijo: "Isa, no dejes de creer en el amor".
Para comer, tu regalo de ayer; todo el reportaje fotográfico de un día haciendo el amor.
Cojo el coche para ir a trabajar; estoy en una reunión con hombres de negocios de 6 y 7 años, que me chillan a la vez en un idioma que no entiendo.
Vuelvo a casa por un camino diferente; en este sólo hay una carretera de un sólo sentido que no lleva a ninguna parte.
Quiero escribirte una carta. No quiero más tu amor.
Cruzo mi pierna derecha sobre la izquierda y con una aguja, empiezo a escribirte.
Cuando termino todas las palabras, mis heridas empiezan a llorar, y mis ojos a sangrar.
Mi gato con su lacito azul, que estaba a mi lado mirándome, me lamió las lágrimas que no paraban de brotar y me dijo: "Isa, no dejes de creer en el amor".
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