lunes, 9 de noviembre de 2009

Una batalla ganada...


El reflejo de la luz de una de la farolas se moría por colarse en nuestra habitación por el hueco que yo había dejado en las cortinas. Allí estábamos tu y yo, y la luz que se moría de envidia por sentirse besada como me lo ibas a hacer a mí.


Llegaba el momento, no lo hacías. La luz iba a ganar la batalla y estar toda la noche presente en la habitación. Cada vez la sentía brillar más, incluso con los ojos cerrados.


Pero me besaste, y la luz se resignó. La batalla era mía, allí solo estábamos tu y yo; ella intentaba entrar y robarte mis besos, pero esta vez la historia de amor lleva mi nombre.

1 comentario:

Marfy dijo...

Ahora sabes que batallas hay que luchar.