jueves, 27 de agosto de 2009

No podía ser amor...


Me fui de campamento, iba sola y allí conocí gente. Uno de los que conocí era Javi, era un chico genial. Al principio me costó hablar con la gente, pero era él quien me recogía para irnos de excursión. Nos reíamos muchísimo, me lo pasaba genial con él. Sentía como si nos conociéramos de toda la vida, no necesitaba contarle nada de mí, parecía que lo sabía.

Pasaron los días y cada día estábamos más unidos, quedaban pocos días para que se acabara el campamento, él era de Galicia, no creo que lo fuera a volver a ver.

El último día fue genial, teníamos una relación de amistad que parecía sólida, no me preocupaba nada, y a él parece que tampoco.

Este día, por la tarde, me cogió de la mano y me dijo: "Vamos". Supuse que querría que nos intercambiáramos los teléfonos, el msn, todo eso que se hace ahora, que con el tiempo, se va perdiendo... pero parece que tienes a alguien si tienes su messenger.

Me apretó fuerte de la mano, y sentí algo diferente, todos los días que habíamos pasado se me pasaron rápidamente por la cabeza y de repente, me apetecía besarlo. No sabía que me pasaba, nunca me había pasado eso. Si había estado con él como amigo, ¿porqué ahora necesitaba besarlo? Seguíamos andando... no me decía donde quería ir. Yo iba callada detrás, sin saber que hacer. Nos quedaban dos horas para reunirnos todos para irnos de vuelta a casa. No podíamos a esa hora hacer mucho, aunque ya teníamos las maletas y todo preparado.

Pasamos por su tienda, y había gente. Me dijo: "Vamos a la tuya, que seguro que no hay nadie".

El corazón me dio vuelco, cada vez me apetecía más besarlo... No sabía si él quería lo mismo.

Llegamos a la mía, y también había gente.

Me llevó a una zona de hierba, donde nos solíamos echar unas risas y algún porrillo que otro, bajo la sombra de unos arboles.

Me ayudó a sentarme y se acostó encima mía.

Me dijo: "No puedo aguantarlo más"

Y me besó con dulzura, olía como siempre, era algo muy suave, como a manzana. Llevaba la camisa que a mí me gustaba, la de cuadros marrón, y el primer botón diferente.

Me tenía cogida con sus manos, y me acarició la cara mientras se tomaba un respiro para mirarme a los ojos.

Volvió a besarme y fue bajando sus manos a mi cintura, mientras seguía besándome con sus dulces labios y su pelo mojado.

Me metió la mano por debajo del vestido, y sonó el móvil; nos teníamos que ir. Nos estaban esperando.

Me apoyó en uno de los árboles de vuelta y me dijo: "Quedaremos en Madrid, veremos uno de tus musicales y te haré el amor".

Yo seguía mirándolo, estaba guapísimo. Bajé la cabeza y le dije: "No puedo".

No hay comentarios: